En más de alguna ocasión
hemos reducido los procesos educativos solo a las aulas escolares, sin tomar en
cuenta que el aprendizaje es más común de lo que imaginamos y que las
experiencias divertidas, retadoras, que nos permiten verificar nuestro propio avance,
resultan profundamente significativas
en el desarrollo de nuestras vidas. Estos son algunos de los principios del Circo Social.
El Circo Social es
una metodología de intervención que articula dos disciplinas: Las artes
circenses, enriquecidas con las Ciencias Sociales, organizadas en una pedagogía
innovadora y atractiva que permite generar procesos de cambio social. Esta
fórmula ofrece un espacio donde es posible experimentar ejercicios circenses de
riesgo en una plataforma de seguridad, en donde se estimulan habilidades para
el desarrollo personal y social como la capacidad de escucha, la tolerancia, la
tenacidad, la solución de conflictos, la creación colectiva, etc., además de
fortalecer una estructura de valores para la vida familiar y comunitaria: La
amistad, el respeto, la perseverancia, la cooperación, el trabajo en equipo, la
creatividad, la responsabilidad, entre muchas otras.
El
Circo Social es una técnica usada en muchas partes del mundo como terapia a
grupos vulnerables o en riesgo y como estrategia educativa, inspirada y
motivada por la experiencia profesional de asociaciones como Cirque du Soleil o
el Circo del Mundo.
La
propuesta lúdica es fundamental, a través del juego se reconstruye el esquema
corporal de los niños y jóvenes. El juego es nuestra estrategia en la que se
propone no asistir solo a un taller, sino a una sesión donde la finalidad es
divertirse y así disponer el ambiente que facilite el aprendizaje.
El
juego posibilita a la persona su desarrollo integral: crecer por dentro y por
fuera, disfrutar de la naturaleza, el arte, de los otros e incluso de uno
mismo.
Mediante
el juego interiorizamos las normas y pautas de comportamiento social, hacemos
propios valores y actitudes, despertamos la curiosidad, motor de aprendizaje,
etc. De alguna manera, aquello que hemos aprendido y hemos vivido se hace
mediante el juego, realmente nuestro, se deposita y a la vez emerge, se
transforma en experiencia y nos forma.
El
ejercicio de actividades grupales con malabares o acrobacia tienen la finalidad
de lograr enfrentamiento directo con los retos y habilidades necesarias para la
obtención de logros en el taller. Las técnicas circenses permiten promover el
valor de la amistad, la confianza y la solidaridad dentro del grupo, a través
de constantes motivaciones, reafirmaciones positivas, reconocimiento de los
logros, ejercicios y tareas en conjunto y la formación de vínculos afectivos.
El
acompañamiento cercano, de los instructores, hace de ellos verdaderos
educadores significativos. La motivación constante permite desarrollar una
actitud de perseverancia en los jóvenes, que les lleva a n aumento de sus
niveles de tolerancia a la frustración en los momentos de fracaso.
Las
técnicas circenses y de acrobacia promueven el reencuentro con el cuerpo, la
integración de las habilidades físicas, motrices, cognitivas, además de
emocionales, valores y formas de convivencia. Su aprendizaje se vuelve el
pretexto para lograr la conciencia de sí y del otro.
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