miércoles, 21 de noviembre de 2012

Circo Social


En más de alguna ocasión hemos reducido los procesos educativos solo a las aulas escolares, sin tomar en cuenta que el aprendizaje es más común de lo que imaginamos y que las experiencias divertidas, retadoras, que nos permiten verificar nuestro propio avance, resultan profundamente significativas en el desarrollo de nuestras vidas. Estos son algunos de los principios del Circo Social.
            El Circo Social es una metodología de intervención que articula dos disciplinas: Las artes circenses, enriquecidas con las Ciencias Sociales, organizadas en una pedagogía innovadora y atractiva que permite generar procesos de cambio social. Esta fórmula ofrece un espacio donde es posible experimentar ejercicios circenses de riesgo en una plataforma de seguridad, en donde se estimulan habilidades para el desarrollo personal y social como la capacidad de escucha, la tolerancia, la tenacidad, la solución de conflictos, la creación colectiva, etc., además de fortalecer una estructura de valores para la vida familiar y comunitaria: La amistad, el respeto, la perseverancia, la cooperación, el trabajo en equipo, la creatividad, la responsabilidad, entre muchas otras.
El Circo Social es una técnica usada en muchas partes del mundo como terapia a grupos vulnerables o en riesgo y como estrategia educativa, inspirada y motivada por la experiencia profesional de asociaciones como Cirque du Soleil o el Circo del Mundo.
La propuesta lúdica es fundamental, a través del juego se reconstruye el esquema corporal de los niños y jóvenes. El juego es nuestra estrategia en la que se propone no asistir solo a un taller, sino a una sesión donde la finalidad es divertirse y así disponer el ambiente que facilite el aprendizaje.
El juego posibilita a la persona su desarrollo integral: crecer por dentro y por fuera, disfrutar de la naturaleza, el arte, de los otros e incluso de uno mismo.
Mediante el juego interiorizamos las normas y pautas de comportamiento social, hacemos propios valores y actitudes, despertamos la curiosidad, motor de aprendizaje, etc. De alguna manera, aquello que hemos aprendido y hemos vivido se hace mediante el juego, realmente nuestro, se deposita y a la vez emerge, se transforma en experiencia y nos forma.
El ejercicio de actividades grupales con malabares o acrobacia tienen la finalidad de lograr enfrentamiento directo con los retos y habilidades necesarias para la obtención de logros en el taller. Las técnicas circenses permiten promover el valor de la amistad, la confianza y la solidaridad dentro del grupo, a través de constantes motivaciones, reafirmaciones positivas, reconocimiento de los logros, ejercicios y tareas en conjunto y la formación de vínculos afectivos.
El acompañamiento cercano, de los instructores, hace de ellos verdaderos educadores significativos. La motivación constante permite desarrollar una actitud de perseverancia en los jóvenes, que les lleva a n aumento de sus niveles de tolerancia a la frustración en los momentos de fracaso.
Las técnicas circenses y de acrobacia promueven el reencuentro con el cuerpo, la integración de las habilidades físicas, motrices, cognitivas, además de emocionales, valores y formas de convivencia. Su aprendizaje se vuelve el pretexto para lograr la conciencia de sí y del otro.

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